La prevención del cáncer de cuello uterino, tal como lo establece la Estrategia Global de la OMS para su eliminación, se sustenta en dos pilares fundamentales: la vacunación contra el VPH y el tamizaje basado en detección de VPH. Ambos enfoques se dirigen a genotipos específicos, de los más de 200 que se han identificado, los cuales presentan una carcinogenicidad y prevalencia altamente variables.
Por ello, una evaluación epidemiológica precisa, que considere la asociación por genotipo, su fuerza oncogénica y su fracción atribuible (FA) al cáncer cervicouterino invasor (CCI), es esencial para orientar las estrategias de prevención primaria (vacunación) y secundaria (tamizaje). Este documento se enfoca en este último: el tamizaje (1).
¿Por qué los genotipos son importantes?
No todos los genotipos del virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo tienen el mismo potencial oncogénico. Aunque la infección por VPH es muy común y usualmente transitoria, solo un pequeño porcentaje de casos persistentes progresa a lesiones de alto grado (NIC) o cáncer cervicouterino (2).
Es clave recordar que VPH positivo no es sinónimo de cáncer, sino un marcador de riesgo que debe gestionarse adecuadamente. Datos epidemiológicos muestran que prácticamente el 100% de los casos de cáncer cervicouterino contienen ADN de VPH de alto riesgo, pero solo ciertos genotipos causan la mayoría de estos cánceres (3).
Una revisión sistemática publicada en 2024 analizó más de 1,174 estudios, incluyendo más de 111,000 casos de cáncer invasor positivo para VPH. Se identificaron 17 genotipos causales con riesgos muy distintos. El VPH16 fue el más oncogénico (OR: 48.3), siendo responsable del 61.7% de los casos. Le siguen el VPH18 (15.3%) y otros cinco genotipos (VPH45, 33, 58, 31 y 52), que juntos conforman el 94% de la carga atribuible mundial. Los 10 restantes solo contribuyen con un 5.3% (4).
Aunque la mayoría de las infecciones no progresan, identificar el genotipo específico proporciona información crítica sobre el nivel de riesgo individual y guía decisiones de seguimiento más precisas.
Genotipificación parcial, extendida y completa o individualizada
Existen diferentes enfoques para reportar los resultados de una prueba de VPH de alto riesgo, dependiendo de cuántos genotipos específicos se identifican individualmente:
- Genotipificación parcial: detecta VPH16 y 18 individualmente, agrupando los demás genotipos como “otros de alto riesgo”. Este enfoque, aunque útil, pierde resolución clínica.
- Genotipificación extendida: identifica más genotipos individualmente, mejorando la estratificación de riesgo y la toma de decisiones, pero aún agrupa algunos tipos.
- Genotipificación completa o individualizada (XGT): identifica cada uno de los 14 genotipos de VPH de alto riesgo. La solución Allplex™ HPV HR de Seegene permite esta identificación individual, utilizando PCR en tiempo real. Además, proporciona el valor de Ct (cycle threshold), una métrica semicuantitativa de carga viral: a menor Ct, mayor carga viral, lo que se asocia con mayor riesgo de persistencia y progresión. Esta doble dimensión —genotipo + carga— permite un manejo verdaderamente personalizado.
Comparación entre genotipificación extendida y completa
La diferenciación genotípica encaja perfectamente con el paradigma de medicina de precisión. Ya no hablamos de manejar a todas las mujeres VPH-positivas de la misma forma; en lugar de ello, ajustamos las acciones según el perfil virológico individual. Considere este escenario clínico breve:
Esta ilustración compara cómo una misma paciente, con infección persistente por VPH68, recibiría un manejo clínico distinto según el tipo de prueba de tamizaje utilizada:
- Genotipificación limitada: solo reporta la presencia de “otros VPH de alto riesgo (AR)” sin especificar. Como el resultado sigue siendo positivo al segundo año, la paciente es derivada a colposcopia sin poder evaluar si se trata de una persistencia verdadera.
- Genotipificación extendida: agrupa VPH 35, 39 y 68. Al no distinguir entre ellos, reporta el mismo grupo positivo en ambos años, lo cual también lleva a una colposcopia, pese a que no se sabe si hay persistencia real del mismo tipo o una nueva infección del grupo (5).
- Genotipificación completa: identifica individualmente VPH 68. Al confirmarse que es el mismo genotipo presente en ambos años, se puede establecer una persistencia genotípica verdadera. Sin embargo, al tratarse de un tipo de menor riesgo, el manejo recomendado puede ser continuar en seguimiento (Seg.) con repetición de pruebas, evitando una colposcopia innecesaria (6).
La genotipificación completa permite diferenciar entre persistencia y reinfección, lo que optimiza las decisiones clínicas y reduce intervenciones innecesarias.
Dado que la genotipificación extendida (XGT) ya ofrece beneficios claros sobre la parcial, cabe preguntar: ¿aporta ventajas adicionales la genotipificación completa sobre la extendida? La respuesta apunta a que sí, especialmente en la finura de la estratificación y la flexibilidad de uso. Estudios recientes han demostrado que la genotipificación extendida es costo-efectiva y reduce procedimientos innecesarios (6).
Identificación de genotipos como herramienta de seguimiento
Conocer el genotipo específico de VPH no solo aporta información pronóstica inicial, sino que es sumamente útil en el seguimiento longitudinal de las pacientes. Dos aplicaciones clave son:
- Derivación a colposcopia: La decisión de enviar a una paciente a colposcopia debe estar basada en riesgo. Si una paciente es VPH16+ o VPH18+, incluso con citología normal, el riesgo es alto y se recomienda colposcopia inmediata. En cambio, si se detectan genotipos como VPH51 o VPH68, entre otros, se puede optar por vigilancia a 12 meses. Esto permite un uso más racional de los recursos sin comprometer la seguridad (6).
- Diferenciar persistencia vs. reinfección: El mayor factor de riesgo para NIC3+ es la persistencia del mismo genotipo. Saber si una paciente sigue infectada con el mismo tipo (ej. VPH52 en ambos años) o si se trata de una nueva infección (ej. VPH52 → VPH39) es fundamental. Con pruebas completas, esta diferencia es clara; con pruebas parciales, no se puede determinar (7).
¿Por qué más genotipos, no es necesariamente lo mejor?
Detectar más genotipos de VPH no siempre es sinónimo de una mejor estrategia diagnóstica o de tamizaje, y esto se debe a varios factores relacionados con la relevancia clínica, la interpretación de resultados y la toma de decisiones médicas.
1. Relevancia clínica de los genotipos
Aunque existen más de 200 genotipos de VPH, no todos tienen la misma implicación en la progresión hacia el cáncer. Solo un grupo reducido, como los tipos 16, 18, 31, 33, 45 y algunos otros, están claramente asociados con un alto riesgo de cáncer de cuello uterino. Detectar genotipos de bajo riesgo o aquellos sin una asociación comprobada con lesiones de alto grado puede generar confusión clínica sin aportar valor adicional.
Ejemplo: Detectar VPH tipo 6 o 11 (causantes de verrugas genitales, pero no de cáncer) en un tamizaje de cáncer cervicouterino podría alarmar innecesariamente a la paciente sin modificar la conducta médica.
2. Riesgo de sobrediagnóstico y sobretratamiento
Una prueba que detecta muchos genotipos sin diferenciar entre los realmente peligrosos y los clínicamente irrelevantes puede llevar al sobrediagnóstico. Esto puede traducirse en procedimientos invasivos innecesarios, como colposcopias o biopsias, en pacientes con infecciones transitorias que se resolverían solas.
3. Costo-efectividad
Incluir más genotipos en una prueba suele aumentar su costo sin necesariamente mejorar los desenlaces clínicos. En contextos de salud pública, esto puede significar una inversión menos eficiente si no se traduce en una mejor prevención del cáncer.
El valor de una prueba de VPH no radica en cuántos genotipos detecta, sino en cuáles detecta y cómo esa información se traduce en acciones clínicas. Lo ideal es un enfoque que equilibre sensibilidad, especificidad y utilidad práctica para la prevención efectiva del cáncer cervicouterino.
¿Qué soluciones se pueden usar para un tamizaje exitoso?
Para implementar un tamizaje moderno basado en VPH con genotipificación completa e individualizada, es crucial elegir kits clínicamente validados y de alto desempeño. Las guías internacionales enfatizan que solo se empleen pruebas de VPH validadas conforme a criterios de sensibilidad y especificidad estandarizados (5). Entre las plataformas disponibles, destacan:
Anyplex™ II HPV HR (Seegene): Una solución de PCR en tiempo real completamente automatizada que detecta y diferencia 14 genotipos de VPH de alto riesgo simultáneamente (5). Este kit, tanto como su versión actualizada Allplex HPV HR han sido validado en grandes estudios internacionales (como VALGENT) demostrando un desempeño clínico no inferior a las pruebas estándar de referencia tanto en sensibilidad como especificidad.
- En los estudios de proficiencia de la IHRC 2023, las soluciones de Seegene fueron de las más utilizadas. Los productos evaluados de Seegene, Allplex HPV 28, Anyplex II HR y Allplex HR, obtuvieron calificaciones de alta competencia y un número muy reducido de falsos positivos. Como se muestra en la tabla de comparación técnica y diagnóstica para Allplex HPV 28, se obtuvo 100% de competencia en 11 de 13 conjuntos (8).
- En el informe de Unitaid (octubre 2024), Seegene figura como una prueba “clínicamente validada” para tamizaje primario (9).
- En VALGENT (abril 2024), Anyplex II HPV HR Detection fue clasificada como una prueba de “segunda generación completamente validada”, con genotipificación completa de 14 tipos de alto riesgo. El Allplex HPV HR Detection también fue listado como prueba clínicamente validada (10).
Auto-toma de muestras: Además de la elección del test, un tamizaje exitoso requiere estrategias innovadoras para maximizar la cobertura de la población objetivo, existen soluciones validadas para su uso en auto-toma de muestras. Permitir a las mujeres recolectar su muestra (ya sea una toma vaginal con hisopo o una muestra de orina de primera mañana) aumenta la participación de quienes, por pudor, falta de tiempo u otras barreras no acceden al Papanicolaou tradicional. La OMS ya recomienda la auto-toma con pruebas de VPH de alta sensibilidad como estrategia para llegar al 70% de cobertura en el marco de la eliminación del cáncer cervical (11). Estudios muestran que ofrecer auto-toma en poblaciones no adherentes eleva significativamente la participación en el tamizaje. Los kits de Seegene han demostrado un desempeño excelente con muestras de auto-toma: la concordancia en detección de VPH HR entre muestras de orina auto-colectada y muestras cervicales tomadas por clínico fue >90% en mujeres con lesiones CIN2+ (12-14). Incorporar la auto-toma como alternativa puede ser revolucionario para alcanzar a poblaciones vulnerables o remotas, sin comprometer la eficacia diagnóstica.
Conclusión
La evidencia científica y las recomendaciones internacionales respaldan la transición hacia un tamizaje de cáncer cervicouterino basado en pruebas de VPH con genotipificación completa e individualizada. Identificar todos los genotipos de alto riesgo, como lo permite la solución Allplex HPV HR, conlleva múltiples beneficios: una estratificación de riesgo más fina, posibilidad de decisiones clínicas personalizadas, mejor seguimiento de la persistencia, reducción de colposcopias innecesarias y adaptación a escenarios post-vacunación. Todo esto, sumado a estrategias de implementación como la auto-toma, se traduce en un programa de tamizaje más efectivo, eficiente y centrado en el paciente. En manos de los ginecólogos y decisores de laboratorio, estas innovaciones ofrecen la oportunidad de potenciar la prevención del cáncer cervical, alcanzando el objetivo común de disminuir la incidencia y mortalidad de esta enfermedad prevenible.
(1) G Clifford & F Wei, November 2024; _(2) HPV INFORMATION CENTRE, 2025; (3) HPV Information Centre, 2015; (4) Wei F et al., 2024; (5) Oštrbenk et al., 2018; (6) Brandon et al., 2023 (7) K Kjaer et al., 2010; (8) IHRC, 2023; (9) Unitaid, 2024; (10) Arbyn et al., 2024; (11) OMS, 2023; (12) Martinelli et al., 2023; (13) Li et al., 2023; (14) Lefeuvre et al., 2020.


